Suena el despertador y me levanto, como cada domingo lo primero es mirar
por la ventana para comprobar las intenciones de nuestra querida y particular
climatología. Hace un día de perros y lo primero que se me viene a la cabeza es
volver a la cama, fuera el agua de la lluvia baja en pequeños riachuelos por la
carretera, síntoma de que es algo más que nuestro famoso “sirimiri” lo que cae.
Decido desayunar y esperar un milagro, una señal. Cada poco asomo la cabeza
y me voy auto convenciendo de que cada vez llueve menos, que si me voy a la
cama terminare arrepintiéndome el resto del día, eso amigos es mas duro de
soportar una ruta pasada por agua en buena compañía.
En días así el Pagasarri es nuestra salvación, una ruta que nos permite
quitarnos la carbonilla que vamos acumulando a lo largo de la semana, un
refugio donde poder prepararnos para el descenso y calentarnos con un caldo
bien caliente.
La ruta fue muy parecida a la realizada el pasado domingo, tan solo
introdujimos un par de variantes. La primera fue subir directamente por la
pista principal hasta el refugio. La segunda fue bajar por la pista que nos
lleva por debajo del Ganeta a Arraiz para de nuevo al igual que el fin de
semana pasado volver a casa pasando por el refugio del Arnotegi. Cuando
llegamos a este Germán dice que se está cansado y que se tira directo por el
sendero que sale a la derecha del refugio, es un cachondo, una semana antes no
bajamos porque decía que con el agua estaría muy embarrado.
Comenzamos el sendero todos en fila india tras Germán y al poco de empezar
y antes de empezar a bajar le veo que se está levantando del suelo, ya sabéis
cada uno tiene su propio estilo para bajarse de la bici. El sendero tiene muy
buena pinta para hacerlo en seco pero tal y como está el monte en estos momento
la rueda trasera no da una vuelta seguida completa y la llevas todo el rato prácticamente
bloqueada. Yo sigo la pista a Pepe, el por el sendero y yo por uno de los
laterales con la ayuda inestimable de la hierba que me ayuda a controlar en
condiciones más beneficiosas la bici.
En cuanto llegamos a la pista principal continuamos dirección Bolintxu hasta
que nos encontramos con la puerta metálica, Germán pensando que estaba abierta
como el fin de semana anterior intenta abrirla de un empujón de la rueda
delantera, en esta ocasión está cerrada y por un pelo no se baja de nuevo de la
bici como el solo sabe hacer.
Cuando llegamos a la carretera en lugar de ir dirección Montefuerte nos
vamos al barrio de Buia, Francis conoce una pista que sube hasta el puente de
la autopista para de este subir Buiagoti e ir por la ladera de Malmasin hasta
San Miguel.
Buena jornada de MTB, buena compañía y todo un acierto ya que el tiempo al
final se porto bastante mejor de lo que nos temíamos. Que razón tiene Tomas
cuando mirando al cielo suelta esa frase ya mítica en Mendikleta "el
tiempo no tiene malicia".
salu2
el mendikletilla
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